Coworking: sumar oportunidades, restar gastos
Coworking: sumar oportunidades, restar gastos
Es un fenómeno al alza. Desde hace unos cinco años, rótulos con la palabra coworking brotan sin cesar por las ciudades europeas. Es el momento de familiarizarnos con un término que acabará, sin duda, por incorporarse al diccionario, y que desde ya debe abrirse paso en el glosario básico de los emprendedores.
El “coworking” (o cotrabajo) parte una nueva idea de lo que debe ser una oficina. En un centro de coworking, profesionales independientes de diferentes sectores e incluso pymes comparten el mismo espacio físico para trabajar en sus propios proyectos.
Las ventajas son múltiples. Por un lado, se reducen gastos, una ventaja nada desdeñable para microempresas, empresas incipientes y nuevos profesionales. Por otro, el hecho de compartir un mismo espacio físico genera un sentimiento de pertenencia a una comunidad, creando sinergias y fomentando la colaboración en proyectos conjuntos.
En los espacios de coworking los profesionales cuentan con un puesto de trabajo propio, acceso a Internet y otros servicios, como salas de reuniones, salas de espera, secretaría o archivos. Además, existe otro tipo de espacios de coworking destinados a profesionales nómadas que por su actividad viajan por todo el mundo, donde pueden contar con una oficina completa llevando sólo su ordenador portátil.
Foto: Ilustración © Gstudio Group – Fotolia.com