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El viaje de las mercancías hacia un nuevo paradigma

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El sector logístico y las cadenas de suministro viven vientos de cambio. A nivel B2B, el escenario está sufriendo progresivos reajustes por los vaivenes de la demanda tanto a nivel nacional como internacional al ritmo de esta crisis, pero hay tendencias de fondo que posiblemente marquen un nuevo paradigma en el sector.

Ha aumentado la percepción de riesgo de la dependencia de un único proveedor para cada componente o de una excesiva dispersión geográfica de las fases de producción. La eficiencia de tiempos puede dejar paso a una mayor exigencia de control con cierta holgura de stocks. La transformación de la cadena de suministros entra en una nueva fase y se incluye en el debate sobre la reindustrialización de Europa para la era post-covid. Lo cierto es que ya con anterioridad a la pandemia, la guerra comercial entre las distintas potencias tenía, y sigue teniendo, el trasfondo de un intento de “redistribución” de la producción y el tráfico comercial entre los distintos espacios geográficos.

Muchos territorios buscan alcanzar ciertos niveles de autosuficiencia productiva. Basta ver la reorientación de la importación de los insumos sanitarios más ligados a la urgencia de la pandemia hacia la producción nacional, pero el fenómeno se extiende a otras áreas productivas como fenómeno de mayor calado.

En Europa este proceso de cambio será de gran importancia. Así, aparte de la propia dinámica empresarial, los grandes planes de la Unión Europea intentarán involucrar en esta tendencia de mayor autonomía productiva a sectores estratégicos como los ligados a la sanidad, la energía, el transporte, la tecnología en general y la inteligencia artificial en particular.

En el apartado positivo se reducirían los riesgos de oferta de mercancías esenciales o falta de componentes ante un nuevo cierre de mercados como el que se registró en esta pandemia y, por otra parte, se podría lograr una reindustrialización con un alto efecto arrastre sobre el empleo.En el apartado negativo, la apuesta de fabricación nacional, en detrimento de otras alternativas de menor precio de origen, podría conllevar ciertas ineficiencias a corto plazo, con un previsible aumento de costes que repercutiría en el consumidor final. En todo caso, esta presión sobre el precio, a su vez, podría favorecer una mayor innovación para competir y el consiguiente surgimiento de nuevos polos de desarrollo en el continente con claras sinergias positivas.

Sin duda se prevé un nuevo, aunque difícil, reequilibrio entre las políticas de riesgos y costes a corto plazo, teniendo en cuenta un escenario en el que tanto EE.UU. como China también van a jugar la baza de una defensa más agresiva de sus sectores estratégicos, con el correspondiente cambio en los flujos de suministros.

Los cambios en la logística cara al cliente final

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La contratación de naves y almacenes sigue siendo un negocio al alza en España

A nivel de logística de B2C del comercio dirigido al cliente final, también se contempla un claro proceso de transformación, no solo por los cambios operativos de urgencia provocados por el confinamiento o por las precauciones ante otro fuerte repunte en la demanda online en caso de amplificarse los rebrotes de la pandemia. Hay quien augura el fin del comercio tradicional, cambios drásticos en la movilidad o incluso en el modo de vida tal y como lo conocemos. Sin llegar a esos extremos, parece que la pandemia ha acelerado el proceso de cambio que se preveía para los próximos años en cuanto al comercio online. Las órdenes de compra por internet han penetrado con fuerza en la práctica totalidad de sectores, desde la alimentación al ocio, pasando por los ya extendidos hábitos de elección a distancia en moda o electrónica.   

Así, la contratación de naves y almacenes sigue siendo un negocio al alza en España, a pesar de que, por precaución, se aprecie una reducción de la duración media de los nuevos alquileres. Las buenas perspectivas de medio plazo han propiciado que la mayoría de los proyectos de construcción de nuevos espacios mantengan su curso y que, incluso, haya nuevas apuestas en la periferia de las grandes ciudades, especialmente Madrid. También en medianas localidades se buscan almacenes para dar respuesta al reparto de última milla ante el auge general del comercio electrónico y la progresiva incorporación del pequeño comercio a la venta online. Al margen de la reorganización de los puntos de aprovisionamiento, la gestión de entrega de paquetes en proximidad desarrollará a su vez nuevos modelos de gestión y movilidad urbana, logrando tiempos de envío todavía más ajustados.

Expectativas optimistas para España

Aunque hay incertidumbre en cuanto a la evolución de la pandemia y de sus consecuencias económicas, el sector logístico es una de las apuestas más sólidas y un nicho de empleo que superará la crisis de forma más acelerada.          

Estas expectativas de cambio a gran escala, tanto en lo que afecta a las grandes cadenas de suministro como en la logística ligada al comercio minorista, pueden representar una oportunidad para España, que competirá con otros países europeos para posicionarse como gran hub de mercancías. También en el encaje del respeto al medioambiente en el sector del transporte y almacenaje se abrirán nuevas oportunidades de negocio. Las inversiones en tecnología y la flexibilidad serán las claves del éxito. La externalización eficiente de servicios también jugará un papel fundamental en el nuevo marco competitivo la empresa. Cuanto más incierto es el futuro más importante es pensar a medio plazo.