Llega el cambio de hora, ¿cómo nos afecta en el trabajo?
Este domingo, una vez más, viviremos el cambio de hora, y en la madrugada del 27 de octubre, cuando el reloj marque las 03:00 horas, deberemos atrasarlo hasta las 02:00. Aunque pueda parecer un ajuste menor, este cambio tiene efectos significativos en nuestra salud física, mental y, por supuesto, en nuestra vida laboral, intensificando lo que conocemos como estrés estacional.
Un poco de historia sobre el cambio de hora
El cambio de hora no es algo nuevo. Su origen moderno se remonta a la Primera Guerra Mundial, cuando se implementó con el objetivo de ahorrar combustible. Sin embargo, la idea se propuso mucho antes, en 1784, cuando Benjamin Franklin sugirió medidas para ahorrar energía, como reducir el consumo de velas. En 1974, tras la crisis del petróleo, muchos países regularon este cambio para aprovechar mejor la luz solar y ahorrar electricidad. En España, el cambio de hora se regula desde 2002, adoptando la Directiva Europea de 2001.
Hoy en día, la efectividad del cambio de hora en cuanto al ahorro de energía está en debate, pero lo que no se discute es su impacto en la vida cotidiana y laboral.
¿Cómo afecta el cambio de hora a nuestra salud y trabajo?
El cambio de hora en sí no debería provocar grandes inconvenientes, pero en el caso del horario de invierno, hay un efecto claro: anochece más temprano. Esto significa que nuestro cuerpo comienza a segregar melatonina, la hormona del sueño, antes de lo habitual, lo que genera una sensación de cansancio y desmotivación, especialmente en aquellos que trabajan en turnos vespertinos.
El impacto del cambio de hora en la salud de los trabajadores puede ser notable, ya que altera los ciclos de descanso y los biorritmos. De media, se tarda unos tres días en adaptarse, pero los efectos pueden ser más intensos cuando se combina con el estrés estacional.
¿Qué es el estrés estacional?
El estrés estacional se manifiesta en determinadas épocas del año, sobre todo cuando hay cambios de estación y menos horas de luz. Es especialmente frecuente en otoño e invierno, y puede agravarse si coincide con una alta carga laboral.
Síntomas comunes del estrés estacional:
- Fatiga y agotamiento físico y mental
- Dificultad para concentrarse
- Cambios de humor
- Desmotivación y apatía
- Trastornos del sueño
Estos síntomas pueden reducir la productividad y afectar al rendimiento global de las empresas. Además, los trastornos del sueño y el cansancio aumentan el riesgo de accidentes laborales, debido a la falta de reflejos y la menor capacidad de reacción, afectando también las relaciones laborales.
¿Cómo puedes frenar el estrés estacional?
Si te sientes identificado con estos síntomas, aquí tienes algunos consejos para mitigar el impacto del cambio de hora y evitar el estrés estacional:
- Ajusta tu horario poco a poco: Retrasa el reloj unos 15 minutos cada día en lugar de hacerlo de golpe, para que la transición sea más suave.
- Evita las siestas: Si no estás acostumbrado a dormir siesta, evitarlas te ayudará a que tu reloj interno se adapte más rápido al nuevo horario.
- Aprovecha la luz natural: Sal a dar paseos durante las horas de sol y, si puedes, haz ejercicio al aire libre. Esto te ayudará a regular mejor tus ritmos circadianos.
- Solicita flexibilidad laboral: Si es posible, opta por trabajar desde casa o ajustar tu jornada para conciliar mejor con los cambios de horario.
- Haz pausas activas: Durante tu jornada laboral, toma descansos para estirarte o realizar actividades que te ayuden a desconectar y reducir el estrés.
- Mejora tu entorno de trabajo: Adecúa tu espacio laboral al cambio de estación, aprovechando la luz natural, y realiza actividades grupales para fomentar un ambiente relajado.
Siguiendo estos consejos, podrás superar el estrés estacional y adaptarte mejor al horario de invierno. Recuerda que lo más importante es escuchar a tu cuerpo, ajustar tu rutina poco a poco y crear un ambiente de trabajo saludable y motivador.